Entrevista con el ganador de nuestro primer Concurso de Poesía Emergente
El flamante vencedor del I Concurso de Poesía Emergente convocado por Editorial Cuiadranta, Bernard Engel, nos dedicó unos momentos para poder indagar algo sobre él, sobre su historia como escritor y poeta y sobre lo que ha significado para él ganar este premio, y hemos querido compartirlo con todos vosotros.
Enhorabuena, Bernard Engel, poeta, fotógrafo, docente, y crítico literario, por ganar el I Premio Nacional de Poesía Emergente convocado por Cuadranta con Los sistemas caóticos, un poemario que es todo un homenaje a la física. ¿Qué ha significado para ti ganar este premio?
¡Muchas gracias! La verdad es que ha sido una tremenda alegría. Llevaba tiempo buscándolo. Para mí supone, ante todo, el resultado de años de trabajo y de mucha paciencia, y la demostración de que vale la pena no escoger el camino más corto.
«Una filigrana en cuanto a la medición de versos y con un estilo muy depurado cargado de lirismo, combinando de esta forma una expresión literaria de gran calidad y capacidad creativa». Esto es lo que opina el jurado de tu obra. ¿Cómo lo valoras? ¿Creías que podías ganar el premio?
Lo valoro con mucha gratitud. Uno nunca sabe cómo se van a dar estas cosas, pero tenía esperanza y había tratado de ser muy riguroso conmigo mismo y con mi trabajo. Llevaba un año con el libro terminado y, desde que lo acabé, había estado corrigiendo, tratando de mejorar cosas. De hecho, un par de meses antes de la noticia supe que el libro había quedado finalista en otro premio (que al final no salió). En ese momento estaba dispuesto a autoeditarlo, pero esa noticia me hizo darle otra oportunidad. ¡Por suerte!
¿Cómo fue el proceso creativo de Los sistemas caóticos?
Enajenante (se ríe). Me pasé dos meses estudiando física, tomando notas y escribiendo, prácticamente sin hacer nada más. Fue muy estimulante a nivel intelectual, porque muchas de las leyes a las que alude el libro eran desconocidas para mí, y cuando empiezas a descubrirlas, una cosa te lleva a la otra. De cada pregunta se desprendían 5 preguntas nuevas. Fue un proceso hermoso, pero en un punto tuve que decir basta, porque la cantidad de información nueva era muy grande…
¿Qué tienen en común la lírica y la física, dos ámbitos aparentemente tan diferentes? ¿Qué te atrae de esta última?
Si nos ponemos a buscar, creo que se pueden encontrar muchas analogías. Pero creo que la principal tiene que ver con el cuestionamiento de la realidad. Para mí, la poesía es ante todo interrogante, es una forma de cuestionar el mundo, su misterio. Y la física es eso. Quizás la diferencia es que, con suerte, la física aporta respuestas allá donde la poesía se mantiene en un terreno de indeterminación. Más allá de eso, creo que se pueden encontrar muchísimos nexos de unión, pero no solo entre física y poesía, sino en cualquier ámbito. Uno de los daños de la hiperespecialización, creo, es precisamente el haber fomentado esa separación de las áreas del conocimiento. Estoy bastante seguro de que para Leonardo da Vinci, por ejemplo, la unión entre humanidades y ciencias era algo totalmente natural…
¿Por qué parte de la sociedad se empeña en separar letras y ciencias, como si dedicarte a una te imposibilitara para lo otro?
El porqué no lo sé. Habría que estudiarlo. Supongo que a medida que el ser humano ha ido acumulando conocimiento, ha sido necesaria esa separación, para poder gestionar tanta información. Pero desde luego, creo que es un error, y que una de las cosas más enriquecedoras que hay es conectar conocimientos de ámbitos diversos y entender el mundo como un todo interconectado, descubrir esas conexiones... De hecho, en el sistema educativo francés, por ejemplo, ya se están dando cuenta de eso y están fomentando la colaboración entre profesores de distintos campos (no sé cómo será aquí). Creo que es muy necesario. Y mientras lo digo pienso que no creo que sea casualidad que dos de las personas que me han influenciado más en la escritura de este libro sean ambos médicos reconvertidos a cantautores y poetas (Carlos Pala y Jorge Drexler).
En tu último poema, «La teoría del todo», concluyes que ni la física ni la religión ni nada ha podido explicar «el porqué del amor y la poesía». ¿Qué es la poesía para ti?
Me alegra que preguntes qué es «para mí», porque si me pones a definir qué es la poesía entramos en un problema (se ríe). Para mí es muchas cosas, pero ante todo diría dos: primero, una forma de entender el mundo (y a mí mismo), y segundo, una pasión y una suerte. Me siento afortunado de haber descubierto tan joven que algo me apasionaba tanto. Tenerlo tan claro te ahorra muchas dudas en cuanto a qué hacer con tu vida…
Coordinas una escuela de poesía. ¿Qué significa para ti acercar la poesía a la gente?
Es muy gratificante. Primero, por poder dedicarme a lo que más me gusta, y segundo, porque ver cómo evoluciona la escritura de los alumnos, y cómo van haciendo suyos los recursos que, como bien dices, les acerco. Es un proceso hermoso. Y más allá de eso, la poesía une mucho, y los vínculos humanos que se generan son, para mí, la mejor parte... En realidad, creo que hago todo esto para poder ir a tomar algo con los alumnos después de clase (se ríe).
¿Qué te aporta la poesía que no te aporten otros géneros?
Es una pregunta compleja. ¿Te puedo responder mañana? (se ríe). No, en realidad creo que lo que me pasa con la poesía tiene que ver con el encantamiento. Disfruto mucho otros géneros también, por ejemplo, el ensayo. Pero en el caso del ensayo es un placer puramente intelectual, mientras que en la poesía está la parte intelectual y también hay una parte íntima, de descubrimiento de uno mismo a través del otro y, sobre todo, esa parte estética, que es una especie de hechizo. La musicalidad de un poema es algo que me lleva a lugares a los que nada más me lleva…
Cuando la poesía parecía un género que ya no interesaba a la gente joven, estamos asistiendo a justo lo contrario, una gran cantidad de nuevos poetas ¿A qué crees que se debe este resurgir de la poesía entre los jóvenes?
Realmente no estoy seguro de que haya existido ese decaimiento. No tengo cifras. Creo que es una cuestión de visibilidad, y de que a veces creemos que no existe solo porque no nos llega. En todo caso, creo que en esta época tan loca en que sentarse una hora al día a leer una novela parece imposible (por falta de tiempo y porque cada vez nos cuesta más concentrarnos), la poesía, por su brevedad y su condensación, tiene mucho que decir.
Por último, ¿cuándo podremos disfrutar de Los sistemas caóticos?
Pues no depende solo de mí, pero creo que a partir de septiembre se podrá disfrutar.
Gracias, Bernard, por dedicarnos este tiempo y de nuevo enhorabuena por tu merecido premio.