Entrevista a Marta Viñes, autora de Viento sin tiempo
Hemos tenido la oportunidad de "interrogar" a Marta acerca de su libro y su poesía en general, así como de su opinión acerca de los diferentes medios que en la actualidad los autores tienen a su disposición para dar a conocer su trabajo. Ella, tan amable como siempre, nos dedicó parte de su tiempo para atender a nuestras preguntas y compartir con nosotros un poco de su persona, y de su visión de la poesía. A continuación os ofrecemos la entrevista que nos concedió:
¿Cuándo y por qué surge tu libro Viento sin tiempo?
Viento sin tiempo es un poemario que recopila los poemas susurrados por el viento que ulula de mañana entre marzo y septiembre de 2021. Si algo bate dentro del alma hay que escucharlo y si puede ser, expresarlo, ese es el motivo: la expresión artística de la emoción que produce el viento.
¿Hay algo concreto que te inspira a escribirlo?
Habitar el yo poético de Viento sin tiempo significa dejarse inspirar por la fresca mañana, sentirse gota que impertérrita cae sobre la roca milenaria aparentemente eterna. Lo concreto que inspira es la rutina de ser gota. Algo concreto es la rutina de escuchar al viento, de detenerse a escuchar. La reflexión pausada sobre el amor sin coordenadas espacio temporales, el amor cuántico.
¿A qué hace referencia el título? ¿Qué es el viento en tu poemario?
El viento es, como escribe Mónica Picorel en las letras que dedica al poemario, “cosa que agita o mueve”; cuando el yo poético se agita, se mueve, surge el movimiento que fulmina las coordenadas espaciotemporales para hacer de espacio y tiempo una conjunción cuántica, una fusión. El yo poético de Viento sin tiempo ha trascendido estas coordenadas cartesianas, habita el espacio de las partículas mínimas, vive en el quantum. Cuando se ha matado el tiempo un jueves por la tarde vivir cobra el sentido intenso que en realidad tiene y la muerte no deja de ser vida, pues a morir en vida es a lo que se teme, a la vida seca.
¿Cuál es el mensaje o mensajes que quiere transmitir Marta Viñes al lector?
Por un lado: La belleza de lo sublime es una oportunidad de ayudarnos a salir de los pozos de insolidaridad que habitamos; por otro: sin construir, nada es posible, ni lo estático ni lo estético bastan por sí solos. Es necesario hacer. Arte es hacer. Transformar hecho poético en palabra es hacer. Amar es hacer. Solo la vida entendida como poesía hace comprender.
El mensaje que quiero transmitir es que vivir es un asunto urgente y que sembrar palabra es crear provisiones para el naufragio, todo expresado en la Nota de la autora
Escribir es actuar para provocar movimiento, escribir es viento. Que se diga todo, que nada se guarde para luego, pues puede no haber ese luego.
¿En qué medida influyen en tu poesía tus experiencias vitales?
Toda obra artística, y la expresión poética lo es, se inspira en la observación de procesos vitales, sean propios o ajenos. La introspección y la objetivación del yo que contempla es parte insustituible del proceso creativo. Ahí es donde bailan las neuronas y donde se produce el vínculo de lo vivido/observado con lo expresado/escrito.
Sin embargo me alejo deliberadamente de considerar mi obra poética un reflejo de lo vivido. Un artista crea a través de un haz de yoes poéticos que tamizan impulsos traduciéndolos en expresión artística. Si mi yo, Marta, está en mayor o menor medida en mi palabra es irrelevante a la experiencia de leer y vivir la poesía que pueda destilar mi verso.
¿Qué ha supuesto para ti ver publicado tu poemario?
Ver publicado un primer poemario es un paso importante para cualquier poeta. A decir verdad mi salida al público fue aproximadamente un año antes de la publicación de Viento sin tiempo gracias a mi cuenta de IG lunaquehiere. Ahí es donde empecé a ser leída.
El destino de la escritura es ser leída. Quien escribe quiere que lo lean. Por tanto, publicar un poemario es organizar la logística necesaria para ser leída, y un paso clave para ser comprendida.
El apoyo y la orientación en el proceso de edición me hizo decantarme por Cuadranta y además recomendé la editorial a otros escritores.
¿Cuándo empezaste a escribir poesía? ¿Es para ti una necesidad?
He escrito desde la adolescencia aunque es cierto que no he sido consciente de que podía escribir con cierta calidad hasta que empecé a ser leída y recibí buenas críticas de quienes me leían. Un día de golpe me dije que debería dejar publicados mis escritos que antes apilaba simplemente en cajones y carpetas. Algo pensé en la trascendencia y la muerte, pero sobre todo en no dejarles el marrón de tener que tomar decisiones sobre qué hacer con mis escritos a quienes me quieren y sobrevivan.
Escribir poesía lo entiendo como una manera de vivir. Eso es la necesidad, no quiere decir que la poesía sea circunscrita al medio para hacerme terapia, sino que es una manera de estar en el mundo que va desde la contemplación, la introspección hasta la expresión artística. La necesidad es escudriñar la realidad desde dentro, desde los núcleos y las partículas, y si logro ver dentro y a veces puedo traducir este impulso en palabra, me siento útil. Escribir poesía se convierte en un oficio útil y, por contra a lo que pudiera parecer o se diga, muy conectado a la realidad de las cosas.
Por tus dedicatorias, formas parte de una familia en la que la escritura siempre ha estado presente: madre, tía y ahora tu hijo. ¿Han sido ellas las que te han hecho amar la literatura? ¿Qué sientes al ver a tu hijo que con 10 años escribe haikus?
Es verdad que provengo de una familia de artistas, aunque la mayoría de ellos son plásticos y no literarios. Mi madre ha sido un apoyo constante, pero ni escribe ni se dedica a las artes, es una persona altamente sensible; mi tía sí es poeta, aunque inédita, y lo de mi hijo es más bien la mirada de una madre deseosa de que brote de su sensibilidad manifiesta una expresión artística. Es hermoso ver, no solo a mi hijo, sino a cualquier persona joven con sensibilidad mostrar una manera delicada de expresarse a través de la manifestaciones artísticas del tipo que sean.
¿Qué te aporta la poesía que no te aporten otros géneros? ¿Qué significa para ti ser poeta?
No lo sé, tampoco sé muy bien por qué se le suele hacer esta pregunta a quien escribe poesía y no a quien escribe otros géneros. Nunca escuché preguntarle a un novelista por qué escribe novela y no poesía. Pareciera que no acabamos de despojar a la poética de su túnica de hermana menor. Bien, yo escribo poesía porque no puedo no hacerlo, lo primero; y lo segundo, porque nunca se me ocurrió escribir otro género.
Hay mucha tinta vertida sobre lo que significa ser poeta. Yo afirmo que para ser poeta no hace falta escribir siquiera. Vivir poesía, vivir hecho poético es poesía.
La difusión de lo que cada uno crea, en tu caso la poesía, ha cambiado radicalmente en los últimos 10 años por la irrupción de las nuevas tecnologías. ¿Qué ha logrado la poesía gracias a las redes sociales? ¿Y qué habéis logrado los autores gracias a las redes sociales?
Coincido con el planteamiento de la pregunta, ya que como en todos los aspectos se produce en el ámbito de la poesía también un salto de ensanchamiento del acceso de enorme envergadura facilitado por el soporte de las tecnologías. La llamada democratización del acceso de la ciudadanía a industrias que antes generaban contenidos de manera más catalizada, en las que había una instancia que actuaba de gate keeper. Hoy no hay guardianes de las puertas de acceso aunque sí tenemos un entramado de programación algorítmica que no podemos obviar. Mis preguntas en este sentido siguen siendo interminables. Sigo cuestionándome si quienes escribimos tenemos la potencialidad de llegar a ser leídos por las personas a quienes les gustaría leernos y si yo como lectora tengo realmente acceso a lo que quiero leer. ¿O somos de alguna manera todos piezas de un embrollo que se autosostiene gracias a la maquinaria que no para nunca y de la que somos parte insustituible, como producto que somos nosotros mismos, como productores y consumidores en este capitalismo de vigilancia?
¿Es Instagram, por ejemplo, la manera de llegar al lector? ¿Te fijas en los seguidores que tienes y haces cosas para ellos?
A mí me gusta que me lean. Me gusta ser leída, ya que es un paso necesario para ser comprendida. ¿A quién no, independientemente de que se considere escritor o no, le gusta ser comprendido? IG ofrece un pool de lectores potenciales y la posibilidad de abrir con amplitud las lecturas de lo contemporáneo, de manera que uno puede decidir a quién lee, independientemente de que dicha persona haya accedido a publicar con una editorial o no. Eso es IG. Por un lado, lectores, y por otro, es el foro de intercambio entre quienes leemos y escribimos.
Hacer cosas para quienes me siguen en IG no es un objetivo en sí mismo. Yo no paro de hacer mis cosas, pero no estoy pensando que las hago para IG específicamente. Es cierto que hay maneras de estudiar los criterios del algoritmo que hacen que unas cuentas suban en seguidores más rápido que otras. No es mi caso. Yo no estudio estas cosas. Por ejemplo no tengo secciones fijas, lo he intentado pero la poesía, como yo la vivo, no entiende de moldes. Las secciones dan a los lectores lo que esperan recibir y eso sube el enganche.
Mi cuenta no tiene contenidos esperables, lo que para el algoritmo debe ser una pesadilla, pues se muestran los contenidos a los potenciales lectores según la predictibilidad de lo hasta ese momento gustado.
Luna que hiere es una cuenta modesta, de crecimiento lineal, no exponencial (!), que sigue unos criterios de calidad estética, poética y artística que a mí me parecen rigurosos. Bueno, son los míos.
Eres una mujer muy activa que disfruta dialogando y compartiendo su amor por la literatura. ¿Qué lugar ocupan para ti las lecturas en vivo?
Sin el otro, sin la alteridad yo no veo posible que la poesía se complete. La poesía existe en la vida, en el hecho poético que es vivirla, pero necesita de su rodamiento en el ciclo poético para que a través de la acción se vea completada. Eso no quiere decir que yo como poeta no crea importante la introspección, lo es y mucho; pero aprendo tanto al compartir... Gracias por señalar que soy una mujer de compartir y dialogar, es que escuchando, dialogando y compartiendo, ¡se aprende tanto...!
Las lecturas en vivo, los intercambios entre personas que amamos la literatura, las entrevistas, las manifestaciones artísticas diversas y la expresión de la apreciación por las mismas, todo forma parte de lo que considero relevante dentro de lo que llamamos poesía. Compartir procesos es crecer a través del aprendizaje mutuo, de comprendernos mutuamente al tratar de hacerlo, al escucharnos, al fin y al cabo la razón de ser de la poesía y por ende de la vida.
¿Para cuándo vamos a tener otro poemario de Marta Viñes?
Realmente desde que se llevó a imprenta VIento sin tiempo allá por enero de 2022 hasta ahora han sido unos meses en los que la poesía me ha llamado con insistencia, incluso virulencia, a la puerta. A veces lo he sentido como un asalto a mano armada, si soy sincera, o me he visualizado andando tranquilamente y he visto cómo se me iban cayendo versos de los bolsillos. Ha sido un año muy productivo poéticamente hablando. He descubierto que una poeta tiene múltiples yoes poéticos y que esto es la diferencia con los diarios íntimos. Cuando yo escribo desde uno de mis yoes poéticos no estoy escribiendo de mi vivencia, sino desde la enajenación de la persona; escribir poesía en mi caso, y no soy la única, es un trance. Escribir poesía es recuperar lo ya primigeniamente existente, no sé si en la palabra o incluso más allá de la misma, que ciertamente se me aparece limitada en más de una ocasión.
Yo no tengo ganas de publicar un nuevo poemario, sino dos o tres, tengo ganas de dar salida a mis diferentes yoes poéticos, que claman desde sus posiciones de partida para ser leídos, al igual que lo ha sido el yo poético de Viento sin tiempo. Publicar y ser leída, en la conciencia de que expandir hecho poético es vivir poesía, es un acto hermoso.
Gracias, Marta, por tus palabras y por tu tiempo. Y enhorabuena por tu obra.